Allí, en la isla estaba el tesoro. Fuimos a conquistarlo pero no pudo ser. En la isla de Mallorca se nos esfumó el más de lo más. Ese más de lo más era ganar la liga, algo que no entraba entre los objetivos ni del más de los optimistas sevillistas. Pero parece que no era nuestro momento.

Y como buena isla del tesoro que se precie tampoco faltaba el pirata; un pirata vestido de negro que influyó de manera importante en este tramo final de liga. Un pirata que bien pudo cambiar el signo del partido porque se hizo el sueco o el pirata en dos claros penalties en área del Mallorca. Ahí demostró Iturralde como son los arbitrajes en este país: PENOSOS.
Pero cuando digo que los arbitrajes son penosos me refiero a todo el arbitraje en general y afectan a todos los equipos en algún momento puntual. Yo anhelo para España esos arbitrajes que se pueden disfrutar en la Premier Ligue por ejemplo.
Vamos a ver. Si el sábado el Sevilla hubiera sido el Sevilla de verdad y hubiéramos hecho dos o tres goles al Mallorca nadie hablaría del árbitro. Pero no fue así. El Sevilla en Mallorca no dio en ningún momento la impresión de que ganaría el partido; antes al contrario. El sábado el Sevilla no supo conquistar el tesoro. Pero lógicamente, al final pudo conquistarlo si Iturralde hubiera tenido la gallardía de pitar como mínimo uno de los claros penalties cometidos contra nuestro equipo.
No quiero llorar. No soy un llorón. Soy de la opinión de que un árbitro nunca puede contra el fútbol si el fútbol se impone. Pero también es cierto que en ese tipo de partidos la presión hace mella en los trencillas con poca personalidad y ante jugadas que pueden tener una gran trascendencia siempre inclinan la cobarde balanza hacia el lado que menos daño puede hacerle. ¿Que pensaría Iturralde en esos instantes? Pues está claro, pensó que podía quitarle la liga al Madrid o al Barcelona con una decisión que, si fuera acertada y la televisión diera fe de ello no pasaría nada. Pero…y si se equivoca. Si se equivoca tiene que irse de España. Por eso, por ese miedo y esa falta de personalidad finalmente nos perjudicó de manera clara.
El Sevilla se merece todos nuestros elogios. No se le puede pedir más. Soy muy feliz con mi equipo. Ha luchado en todos los frentes durante todo el año y hemos llegado en igualdad de condiciones que Madrid y Barcelona al final de la liga. Esto es digno de respeto. Hemos hecho el mejor fútbol con diferencia de la liga de las estrellas. Pero al final el que gana la liga es el que más puntos tiene y eso es algo frio y contundente. Que gane la liga el Real Madrid es algo sorprendente si miramos unos meses atrás. Los capitalinos sufrían una crisis de caballo, de las mayores de su historia. Y al final…pueden ganar la liga. Eso es ser grande. Y el Madrid lo es, nos duela o no. Además tiene toda la pinta de que se está regenerando y está surgiendo una hornada de jugadores que devolverán la casta a ese club. Y esa recuperación está en gran parte cimentada en un jugador que hemos dejado escapar nosotros. Se trata de Sergio Ramos. Este chaval que está siendo machacado por gran parte del sevillismo está llamado a ser el líder de un gran Real Madrid. Tiene la cabeza superamueblada y parece que lleva toda la vida en ese ambiente. Es un grande y cuando el Madrid se gastó los cuartos en él sabía que no fichaba a un simple central. Sabía que fichaba a un líder. Yo creo que con Sergio Ramos perdimos a un jugador que podría haber marcado época en el Sevilla. Pero esto es ya agua pasada.
Ahora que hemos ganado la Copa de la UEFA dos años consecutivos y que nos hemos clasificado para disputar la Liga de Campeones, al margen de poder ganar la Copa del Rey, nos queda una especie de gusanillo en el estómago de ver como se nos ha escapado la posibilidad de conquistar el título por excelencia, el más grande: LA LIGA. A mi me encanta eso de ver como nos dan el título de mejor equipo del mundo. Pero ello no me ciega. No somos aun ni mucho menos como el Milán, el Madrid, el Barcelona, el Inter…Ahora podemos decir que nos hemos situado delante de esa escalera en cuyo peldaño superior están esos clubes situados. Ahora es cuando tenemos que comprobar hasta donde podemos llegar. Y en ese último escalón se debe ganar la liga y la Champions.
Debemos tener los pies en el suelo y no dejarnos llevar por aires de grandeza. Son muchos los equipos que han asomado la cabeza a ese club en el que de vez en cuando dejan entrar a nuevos miembros. Pero eso si, primero les dan un pase provisional y son pocos los que consiguen quedarse para siempre. No sintamos decepción alguna por lo ocurrido en Mallorca por muy cerca que hayamos tenido la gloria porque todavía no se nos puede exigir ganar la liga. El próximo partido contra el Villareal vamos a recibir a nuestros chicos con el máximo cariño y respeto que se merecen. Vamos a ganar el partido y a esperar a ver que pasa.
Parafraseando a Del Nido he de decir que la temporada ha sido de leyenda, una leyenda que el año que viene puede continuar.
Te amo Sevilla.
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