La tarde de ayer en el Sánchez Pizjuan estuvo cargada de sensacíones. Fue una tarde intensa desde el primer momento.
En primer lugar por el homenaje a Antonio Puerta por parte de los Biris. Precioso el tifo y preciosa la grada norte. Arte puro como ellos saben hacer. Repito que pienso que el conflicto se podría enderezar con diálogo y cediendo por ambas partes. Y digo por ambas porque estoy convencido de que el seno de los Biris no quiere hacer daño al Sevilla. Nada más lejos de la realidad. Y por otro lado estoy convencido de que el consejo tampoco querrá que el gol norte del estadio pierda a los Biris.
Ayer, cuando callaron, se notó, vaya si se notó. Los Biris son el motor del Sánchez Pizjuán. Cuando ellos arrancan la grada arranca. Si ellos callan la grada no anima prácticamente nada. El que piense lo contrario se equivoca. Son necesarios.
Una de las sensaciones más extrañas de la tarde fue la bronca de gran parte del público a los Biris cuando estos comenzaron a cantar. Sinceramente me desconcertó bastante. Creo que fue desmedida la protesta. Pienso que fue buena su intención en su huelga de cánticos. Querían demostrar su descontento con la decisión del consejo y lejos de una protesta violenta optaron por algo con mucha sevillanía como es el silencio. Sevilla sabe expresarse con el silencio como nadie. No hay nada que tema más un torero que a los silencios de la Maestranza.
Gritaron con silencio. No fue justa la afición con ellos.
No obstante, también es necesario decir que los jugadores no tienen nada que ver con la decisión y ellos necesitan el calor de la grada. Quizás la decisión de no animar podría haber perjudicado en un momento dado al equipo más que al consejo. Quizás eso fue lo que molestó al sevillismo. De todas formas, el nuevo comunicado realizado por Biris Norte deja a las claras que no son insensibles a la opinión del sevillismo y que les dolió la reacción de la grada. Esto, para mi, los honra. No creo que se pueda tildar de gente descerebrada a quien muestra esa sensibilidad.
Lo más importante es que retorne la armonía porque todos somos necesarios, tanto los Biris como directores de orquesta, como la grada a modo de coro, para que nuestra Bombonera reluzca como últimamente reluce.
Otra sensación fue la ovación a Daniel Alves. Si la bronca a los Biris me desconcertó, la ovación a Daniel me llenó de orgullo. Me sentí muy orgulloso del sevillismo porque demostró ser una afición madura sabiendo entender que la actitud de Daniel Alves, si bien equivocada o mal aconsejada, fue una actitud que cualquier profesional podría haber adoptado. Ya dije en un post que no quiero ser juez de nadie porque habría que verse en el lugar de Alves y ante una oferta de trabajo así para saber realmente qué haríamos nosotros. Nadie puede dudar de la profesionalidad de Daniel Alves. Además y egoistamente hablando, vamos a disfrutar otro año más del mejor jugador de la historia del Sevilla. Ha sido sin duda el mejor fichaje de este año cuando ya lo dábamos por perdido.
Chapeau al Sevillismo en este asunto.
Otra sensación, aunque esta ya una costumbre, es el placer de disfrutar de este equipo. Ves otros partidos y crees que se trata de deportes distintos. El Sevilla es un auténtico rodillo, una máquina de atacar. No sabe especular. No sabe nadar y guardar la ropa. Ataca sin piedad. Afortunadamente tienen hambre, mucha hambre de gloria nuestros jugadores y hasta allí nos trasportan en cada partido. Se acaban los adjetivos.
Más sensaciones. Si el primer día que se inauguró el catering del Voladizo Los del Taco, también llamado Voladizo del Mangazo, dije que me sorprendió la calidad del mismo, hoy debo decir que todo fue un espejismo. La calidad baja a raudales en cada partido. Cada vez se cuela más gente. Ayer entré por una puerta lateral y las azafatas no me pidieron ni el abono. Hice la prueba para ver que ocurría y entré por la cara. Las dos barras abarrotadas. Hace un calor increible. Cada vez menos canapés. Eso si, mucho pescadito frito. Huele a adobo desde Los Lebreros.
Ayer fue vergonzo y las protestas ya eran generalizadas. No creo que ahora sea capaz de pasearse igual que el primer día el Sr. Vizcaino por el catering. Esta vez seguro que no recibe tantas palmaditas en la espalda.
Pero por encima de todo me quedo con una sensación. Este año nos vamos a divertir otra vez. Esa es mi sensación.
¿Mira que si al final tiene razón Jose Mari y es verdad eso de que lo mejor está por llegar?

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