Soy el socio 12.700. Soy muy joven. Desde 1999 llevo con el carnet. He sufrido descensos, ascensos, partidos rácanos y tristes, viajes ridículos… Ya todo eso pasó.
Ya los viajes son increíbles, para ver grandísimos partidazos, para jugar copa europea o copa del rey… Increíble. El año pasado era el socio quince mil y pico. No pude entrar en el cupo de abonados con entradas para las dos “finalísimas” europeas. Aunque conseguí, en el sorteo de UEFA.com, una entrada para Mónaco. Que alegría me entró, cómo me emocioné y me ilusioné… Y ni me imaginaba lo que me esperaba en el “Principado”: Ambientazo sevillista, triunfazo ante el Barça, un nuevo título, un viaje precioso… Increíble. Este año sí he entrado en el cupo de abonados para Glasgow y, supongo, que para Madrid también. ¡Vaya por Dios! ¡Y no tengo dinero! Vaya lástima. Vaya con mi presupuesto de estudiante. Tengo entrada y nadie en mi familia puede pagarme el viaje. Vaya fastidio. ¿Y ahora qué? Pues a sufrir. Lloraré y venderé mi entrada (a su justo precio, hay que ser legal) a otro sevillista que pueda cantar por mí en el Hampden Park de Glasgow. He recorrido todas las webs de viajes, he hecho todo tipo de cuentas… y nada, no me da. 650 € para ver más cerquita a mis Gladiadores de Nervión. ¿Y ahora qué? Lloraré y esperaré a que salgan por la tele los Guerreros que todo lo dan por su escudo. Lloraré y gritaré por las barras rojiblancas. Lloraré y cantaré el Himno que un ángel gitano nos compuso para que levantáramos Nervión a un solo grito. Lloraré y me fundiré en un abrazo con mi padre y mi hermana, que también verán conmigo otra de las más bonitas batallas. No puedo ir a Glasgow. No tengo dinero. Pero mi corazón sevillista estará antes que llegue el chárter con los Gladiadores. Mi corazón sevillista sangrará en Escocia para llenar Europa de papelillos rojiblancos, de papelillos que, como yo en Sevilla, en casa, gritarán Sevilla Fútbol Club Campeón…
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