Hay mucha gente que entiende esto como una culminación del ejercicio de la libertad. Yo no lo entiendo así.
La AFE (Asociación de Futbolistas Españoles) lleva hasta las últimas consecuencias la defensa de sus asociados, en algunos casos hasta la extralimitación más cruenta.
Un jugador de fútbol firma un contrato y a los cinco minutos su representante está ofreciendo al jugador a otro club. Y lo peor del caso es que lo hace con toda la impunidad del mundo.
Un jugador firma un contrato con un club, su rendimiento está por debajo del mínimo exigido y si el club quiere rescindirle tiene que pagarle hasta el último céntimo de euro.
Un jugador quiere marcharse y termina marchándose, acogiéndose al artículo 1006 del reglamento estatutario de la Federación Española de Fútbol.
Un entrenador fracasa y es cesado durante la temporada y hay que “liquidarle” hasta el último céntimo. La cosa llega hasta el punto de que el Club-siempre indefenso-no puede presentar la licencia de un nuevo entrenador hasta que no haya pagado la totalidad de la liquidación.
Supongo que en el caso de Juande Ramos, se llegará a un común acuerdo para su desvinculación del Sevilla, pero aunque así sea, la salida de Juande es por la puerta más pequeña que tenga nuestro estadio.
Que las cifras prometidas son mareantes, posiblemente así sea.
Pero no es de recibo que Juande o cualquier otro entrenador se marche a mitad de temporada y deje al equipo en la “estacada”
No se si Juande volverá al fútbol español, pero yo si fuese dirigente de un club de fútbol me cuidaría muy mucho de fichar a un entrenador que comete tal “tropelía”
Quizás lo mejor para el Sevilla, tal como está la situación es que Juande se marche, y además que lo haga lo más rápidamente posible.
Estás formas emborronan la carrera de un profesional.
Los estamentos deportivos internacionales “castigan” fuertemente a los jugadores que den este tipo de “espantá”
¿Por qué? No hace lo propio con los entrenadores.
La AFE (Asociación de Futbolistas Españoles) lleva hasta las últimas consecuencias la defensa de sus asociados, en algunos casos hasta la extralimitación más cruenta.
Un jugador de fútbol firma un contrato y a los cinco minutos su representante está ofreciendo al jugador a otro club. Y lo peor del caso es que lo hace con toda la impunidad del mundo.
Un jugador firma un contrato con un club, su rendimiento está por debajo del mínimo exigido y si el club quiere rescindirle tiene que pagarle hasta el último céntimo de euro.
Un jugador quiere marcharse y termina marchándose, acogiéndose al artículo 1006 del reglamento estatutario de la Federación Española de Fútbol.
Un entrenador fracasa y es cesado durante la temporada y hay que “liquidarle” hasta el último céntimo. La cosa llega hasta el punto de que el Club-siempre indefenso-no puede presentar la licencia de un nuevo entrenador hasta que no haya pagado la totalidad de la liquidación.
Supongo que en el caso de Juande Ramos, se llegará a un común acuerdo para su desvinculación del Sevilla, pero aunque así sea, la salida de Juande es por la puerta más pequeña que tenga nuestro estadio.
Que las cifras prometidas son mareantes, posiblemente así sea.
Pero no es de recibo que Juande o cualquier otro entrenador se marche a mitad de temporada y deje al equipo en la “estacada”
No se si Juande volverá al fútbol español, pero yo si fuese dirigente de un club de fútbol me cuidaría muy mucho de fichar a un entrenador que comete tal “tropelía”
Quizás lo mejor para el Sevilla, tal como está la situación es que Juande se marche, y además que lo haga lo más rápidamente posible.
Estás formas emborronan la carrera de un profesional.
Los estamentos deportivos internacionales “castigan” fuertemente a los jugadores que den este tipo de “espantá”
¿Por qué? No hace lo propio con los entrenadores.
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