ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: JUEVES 29 DE MAYO

Leyendas del Sevillismo: "El Mago de Osijek".

Corría la temporada 1991-1992 cuando llegaba a Sevilla un croata con cara de bruja mala de cuento. Firmado con la temporada ya comenzada procedente del Dinamo de Zagreb, su debut con el cuadro de Nervión empezaba a mostrar lo que sería una trayectoria de muchas alegrías para la parroquia del Sánchez Pizjuan. En su primera aparición con la elástica blanca del Sevilla marcaba un hattrick al R.C.D. Español y se recorría todo el campo para celebrar uno de ellos-el primero- con la peña más conocida del equipo, los Biris.

No se podría haber escrito un debut más impactante para el que es considerado por muchos sevillistas como el mejor delantero que ellos han visto jugar. Y mira que la competencia en este aspecto ha sido muy importante porque la vanguardia del equipo sevillano siempre ha tenido futbolistas de un nivel muy importante. Desde “Juanito” Arza, pasando por el austriaco Toni Polster, Bang-Bang Zamorano, el campeón del mundo Bertoni, el cañón Scotta hasta los días actuales donde Frederic Kanouté y Luis Fabiano componen una de las delanteras más llamativas de todo el concierto internacional.

Pero “El Mago de Osijek” tenía algo diferente, mucho carisma, un talento desmesurado, una zurda de oro y una imprevisibilidad en su juego que le han convertido en figura destacada dentro del Sevillismo.

Sin lugar a dudas su mejor momento futbolístico a nivel de clubes lo pasó a las orillas del Guadalquivir, pese a después haber vestido la elástica de dos grandes instituciones a nivel europeo- las de R. Madrid y Arsenal-. A pesar de haber marcado muchos goles, de todas las facturas, su figura también fue controvertida. En muchos casos las gradas no entendían su apatía en múltiples encuentros ni tampoco sus escarceos y su dejarse querer por los equipos punteros del Calcio en los largos y calurosos veranos sevillanos. La prensa siempre comentaba el interés de equipos como Milán cuando terminaba la competición nacional y se hablaba de su inminente salida.

Su talento innato acababa siempre por acallar a los más críticos que tenían que rendirse a los pies de su magia. Delantero puro, de una calidad superlativa, era el rey del amago y la finta. Sus conducciones desde cualquiera de las dos bandas haciendo amagos, recortes y regates para después sacar a relucir su tremendo látigo en los disparos con su zurda encantada eran su carta de presentación.

Era además un excelso lanzador de faltas, un autentico killer en el área y con un toque de sutileza en su pierna izquierda que le permitía marcar goles de otra galaxia. Siempre será recordado por su lanzamiento de falta en Copa de la UEFA contra Olimpiakos en el Pireo que clasificaba al Sevilla para los octavos de final de la competición europea en la prórroga de aquel choque de vuelta.

Pero también por sus diagonales en conducción contra el Barcelona, su gol en el Tartiere de Oviedo desde el pico del área, por el gol en el derby disputado en el Domingo de Feria que daba la victoria al Sevilla por 1-0 o por su enorme gesto de volver a Sevilla cuando el equipo se jugaba la salvación frente al Salamanca en un jet privado para hacer dos goles y dejar al equipo en primera cuando ya se conocía que se marcharía al finalizar la campaña y estaba concentrado con su selección de cara a la Eurocopa de 1996.


Este gesto, junto con el de perdonar una cantidad importante que le quedaba por cobrar de su contrato, han hecho que siempre que Davor acude al Sánchez Pizjuan sea tratado como lo que fue durante su estancia en la capital de Andalucía, todo un ídolo para la hinchada.

Salió de Sevilla camino del Bernabeu donde obtuvo el reconocimiento mediático del país que mereció en su paso por el Valle del Guadalquivir, pero eran otros tiempos donde no se televisaban tantos partidos. Ganó mucho dinero, hizo una novia famosa, conquistó títulos- una Liga, una Copa de Europa y una Intercontinental- pero no llegó a tener el grado de satisfacción personal ni el nivel de juego-salvo en su primera campaña en Chanmartín, donde Capello lo tenía como primer cambio del equipo casi siempre- que alcanzó en Sevilla.

El momento estelar de su carrera llegó cuando su ocaso en Madrid era evidente. Nadie podía esperar que se viera al mejor Suker, al Suker que jugaba para el Sevilla F.C., en el mayor escaparate posible. Lideró a la selección arlequinada de Croacia para que se convirtiera en la gran sorpresa del Mundial de Francia. Sus goles, además de permitirle ser el máximo artillero de la cita mundialista, llevaron a su selección a ocupar el tercer puesto del podium de París en 1998.

Posteriormente vendría su paso por Inglaterra donde dejó muestras de su enorme talento, pero sin ser un jugador determinante en el Arsenal, para cubrir una temporada más en el West Ham antes de terminar su carrera en Alemania.

A los sevillistas nos quedará siempre la satisfacción de haber visto a un genio del fútbol y además de haberlo visto en su mejor época como futbolista. Sólo puedo decir que Davor Suker, “El Mago de Osijek”, es el mejor futbolista que he tenido la suerte de ver vestir la camiseta del Sevilla.

Me rindo a los pies del mayor genio que ha pisado el césped de Nervión cada 15 días y durante las 5 mejores temporadas de su carrera en el plano individual, jugando 153 y marcando 76 goles. Gracias a Davor Suker por habernos mostrado a todos los sevillistas el mejor fútbol de su carrera.

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