Corría la temporada 1991-1992 cuando llegaba a Sevilla un croata con cara de bruja mala de cuento. Firmado con la temporada ya comenzada procedente del Dinamo de Zagreb, su debut con el cuadro de Nervión empezaba a mostrar lo que sería una trayectoria de muchas alegrías para la parroquia del Sánchez Pizjuan. En su primera aparición con la elástica blanca del Sevilla marcaba un hattrick al R.C.D. Español y se recorría todo el campo para celebrar uno de ellos-el primero- con la peña más conocida del equipo, los Biris.
No se podría haber escrito un debut más impactante para el que es considerado por muchos sevillistas como el mejor delantero que ellos han visto jugar. Y mira que la competencia en este aspecto ha sido muy importante porque la vanguardia del equipo sevillano siempre ha tenido futbolistas de un nivel muy importante. Desde “Juanito” Arza, pasando por el austriaco Toni Polster, Bang-Bang Zamorano, el campeón del mundo Bertoni, el cañón Scotta hasta los días actuales donde Frederic Kanouté y Luis Fabiano componen una de las delanteras más llamativas de todo el concierto internacional.
Pero “El Mago de Osijek” tenía algo diferente, mucho carisma, un talento desmesurado, una zurda de oro y una imprevisibilidad en su juego que le han convertido en figura destacada dentro del Sevillismo.
Sin lugar a dudas su mejor momento futbolístico a nivel de clubes lo pasó a las orillas del Guadalquivir, pese a después haber vestido la elástica de dos grandes instituciones a nivel europeo- las de R. Madrid y Arsenal-. A pesar de haber marcado muchos goles, de todas las facturas, su figura también fue controvertida. En muchos casos las gradas no entendían su apatía en múltiples encuentros ni tampoco sus escarceos y su dejarse querer por los equipos punteros del Calcio en los largos y calurosos veranos sevillanos. La prensa siempre comentaba el interés de equipos como Milán cuando terminaba la competición nacional y se hablaba de su inminente salida.
Su talento innato acababa siempre por acallar a los más críticos que tenían que rendirse a los pies de su magia. Delantero puro, de una calidad superlativa, era el rey del amago y la finta. Sus conducciones desde cualquiera de las dos bandas haciendo amagos, recortes y regates para después sacar a relucir su tremendo látigo en los disparos con su zurda encantada eran su carta de presentación.
Era además un excelso lanzador de faltas, un autentico killer en el área y con un toque de sutileza en su pierna izquierda que le permitía marcar goles de otra galaxia. Siempre será recordado por su lanzamiento de falta en Copa de la UEFA contra Olimpiakos en el Pireo que clasificaba al Sevilla para los octavos de final de la competición europea en la prórroga de aquel choque de vuelta.
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