Tal y como se presumía, el fútbol español tendrá su fiesta particular en Glasgow. Sevilla y Espanyol obtienen un merecido premio a una temporada fascinante en Europa y dejarán la primera final española en la competición desde que se llama UEFA, ya que en la antigua Copa de Ferias sí se dio este caso con Valencia, Barcelona y Zaragoza como protagonistas. Por tanto, además de histórico, esta final demuestra que el nivel medio de la Liga española es, sin ninguna duda, el más fuerte de Europa y que, salir campeón tiene un mérito incuestionable y poco comparable al de otros campeonatos.No fue fácil, desde luego. Para que la fiesta española se culminara, los de Valverde debían resistir en un Werserstadion lleno hasta la bandera y que de verdad creía en la remontada de los suyos. No había que cuestionar que opciones había, porque el Werder es de sobra conocido por sus abultados marcadores pero, tal y como ya hemos comentado, su instinto ofensivo le juega malas pasadas más de una vez y si ya le pasó en Montjuic, también entre sus paredes. Cuando Hugo Almeida anotó a penas a los tres minutos, la sensación era mala, muy mala para un Espanyol que no se encontró en el césped hasta la segunda mitad y que muy mucho debe agradecer la ignorante expulsión de Klose. El goleador demostró que está fatal en este último tramo y no sólo por su falta de gol, sino porque está descentrado, con los pies en Bremen pero con la cabeza en Munich.A partir de entonces, la impotencia de Schaaf se propagó a sus hombres que, en cuanto dejaron huecos atrás, la velocidad de Riera y Coro (vaya goles importantes los de el canterano), les sentenció de manera definitiva. Los 'periquitos', con un alto porcentaje de canteranos, algo inolvidable para ellos e histórico en unas semifinales europeas, aspirará a su primera Copa de la UEFA, la misma que le privó una odiosa tanda de penaltis ante el Leverkusen en el 88. Valverde tendrá su 'venganza..Mucho menos ha tenido que esperar el Sevilla para volver a la final de la que, actualmente, es 'su' competición. Los de Juande no dejaron nada para especulaciones y se fueron con todo desde el inicio. Sin pensar en rotaciones para el choque de este domingo y con la única y clara idea de romper un muro 'rojillo' que fue cayendo por el propio peso de quien no tiene un segundo plan. Ziganda propuso un once no sólo defensivo, sino demasiado tosco en la creación, porque Poulsen ni siquiera tuvo que secar a Raúl García ya que este se mostró más preocupado de 'achicar' que de avanzar. Con todo ello y reculando por minutos, un gol extraño de Luis Fabiano (por la pasividad de la zaga pamplonica), abrió el camino a un Sevilla que dejó espacios y corrió riesgos en beneficio de la victoria, la misma en la que nunca dudó y la que le lleva a su segunda final europea consecutiva (algo envidiable en estos tiempos). La ambición y, sobre todo, seguridad que ha logrado Juande en su plantilla está a la altura de las más grandes y el año próximo a buen seguro que se podrá comparar a ellos en la Champions.Gane quien gane, el premio para ambos ya está en la mano y la 'moraleja' también, porque los dos son el prototipo de progreso a base de una buena organización. En un caso administrativa y en los despachos y en la otra con un excepcional trabajo de cantera. Un aplauso por ellos y que gane el mejor.Foto: AFP
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