Evidentemente como sevillista que soy me duele mucho que “el niño Jesús” sufra esos episodios de ansiedad que motivan cierta inestabilidad en periodos prolongados de ausencia de su hogar. Esto es un verdadero problema. Estoy convencido de que los médicos y psicólogos del Sevilla estarán haciendo su trabajo para evitar que esto le suceda a nuestro extraordinario jugador.
“No hay mal que por bien no venga” porque digo esto, pues voy a explicarlo. Ese refrán puede ser aplicado tanto al jugador como al Sevilla como Club. El problema existe y no hay porque negarlo, pero también tiene una parte buena. Buena para el jugador porque por su complexión física no nota en absoluto el que haga pretemporada o no. Jesús Navas entra en el equipo si hace falta sin entrenar y el conjunto no se resiente, esto ya es una ventaja. Por otro lado yo aún llego mucho más lejos (salvando siempre el criterio de que mi deseo, creo que compartido por todo el sevillismo, es que el jugador no sufriese esos episodios) pero mirándolo desde el lado más ambicioso deportivamente, los problemas de Jesús Navas motivan la garantía de que los sevillistas vamos a disfrutar de su juego por muchos años. La calidad que atesora “el niño Jesús” no ha pasado desapercibida para ningún club de los llamados poderosos del fútbol mundial, y ya sabemos como se las gastan estos club, unos se llevan todo lo que es sobresaliente en fútbol y otros intentan desestabilizar con tentativas de llevárselo.
Marca, As y Sport nunca escriben sobre el “fenómeno” de Los Palacios y asi los sevillistas estamos mucho más tranquilo.
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