Cayó por primera vez este año en Sevilla el Polvo de Estrellas. Tendrá que visitarlo como mínimo una vez más, pero podrían ser más, dependiendo de lo caprichoso que sean los sorteos.
El Sevilla FC fue muy superior en la primera parte y si no hubiera sido por la ayuda arbitral y los fallos de siempre ante la portería estaríamos recordando aquel 4-1 en el que se un tal Rubén se fue llorando a la caseta. Yo estoy en Gol-Sur, por lo que la jugada del penalty me coge lejos. No sé si fue o no, pero lo que no se puede concebir es que si el árbitro pita penalty no expulse a Sergio Ramos. Creo que está bien claro, último hombre y ocasión manifiesta de gol. Además de esas dos flagrantes jugadas, se llevó todo el partido machacando a faltas al Sevilla y permitiendo todo a los madridistas. Aún así, en las diversas radios nacionales sólo se hablaba de un penalty no pitado a Robinho, todo lo demás, no ha pasado.
Del partido destacaría a Palop, por dos intervenciones magistrales, a Martí por el marcaje a Guti y a Keita que recorrió miles de kilómetros en este primer partido. El resto a un buen nivel, siendo el más flojito De Mul, si bien, fueron sus primeros partidos oficiales y aunque estuvo fallón no se arrugó ni un momento. También quiero destacar que, para mí, Juande Ramos se equivocó en los cambios. Cuando mejor estaba jugando el Sevilla y todo el mundo pedía la entrada de Kherzakov por Luis Fabiano (ya que el Sevilla estaba jugando a la contra y el brasileño es muy lento), quita a Renato que estaba jugando con mucho sentido en la media punta y coloca en ella a Navas, que en esos momentos junto con Alves, traían locos a Balboa y Torres. Ahí se acabó el Sevilla, por mucho que digamos que fue por el cansancio. Se acabó porque De Mul no se entendió con Alves y éste, al volver Robinho a su banda ya no podía subir alegremente. Navas se perdió en el centro y ya el balón no lo teníamos nosotros. Al final tuvo que quitarlo y poner a Maresca. Si a Renato había que quitarlo por lo que fuera, ya sea que esté tocado o para reservarlo para el miércoles, el cambio era por Maresca o incluso por el ruso, pero la banda derecha que funcionaba perfecta en esos momentos no debió tocarse.
Al final, el resultado no es malo, aunque corto. Para perder la final tenemos que encajar dos goles, o uno y llegar a los penaltis y yo creo que si somos capaces de marcar allí, será muy difícil perder. De todas formas, debemos recordar que con un 1-0 en contra volvimos de Grecia, de Lille y de Pamplona y en ambos casos remontamos. No se podrá salir el domingo encerrados atrás porque en el Bernabéu, 90 minutos, son muchos minutos.
He dejado para el final el tema Alves. Durante el partido observé la profesionalidad con la que jugó, arriesgando entradas fuertes, como si acabase de renovar. Esa imagen de profesionalidad la tiró por tierra cuando salió de los vestuarios y fue entrevistado por los periodistas. Yo sólo escuché a un cabreado Alves diciendo que quería crecer y que si tenía que hacerlo saliendo del Sevilla que lo sentía mucho. Después he leído que también dijo que la decisión de jugar el miércoles era sólo suya. Lamentable. Está claro que crecer, lo que se dice crecer, no es lo que busca. Busca que crezcan los ceros de cuenta bancaria. Y para ello está presionando de la forma más vil posible, como en su día lo hizo Sergio Ramos. Desde luego, conmigo podía dar. Yo no sé si iba a jugar o no el miércoles, pero más vale que no lo entrase ni un resfriado, porque le iba a caer una sanción ejemplar y desde luego, si no fuese por la cláusula de rescisión, éste se iba a pegar otro añito en Sevilla, aunque fuera entrenando en la ciudad deportiva.
Ya está bien hombre, ¿qué se creen estos payasos?.
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